Sintiendo el frío del otoño, creyeron que las hojas caídas eran hermosas.
Al igual que las palabras.
Pensaron que les podrían salvar de su soledad, de su tristeza.
De sus largas esperas en silencio mientras los niños volvían.
Se equivocaron
O tal vez no...
Y sino que le digan a los barrenderos sin las hojas muertas son bonitas.
ResponderEliminarBesotesssssss
¡Vaya qué sí! No he podido evitar reírme con el comentario anterior.
ResponderEliminarUn besote Loli.
PD: Ya te he contestado a tu duda en mi blog.